Gestión forestal
Los bosques producen muchos beneficios directos (madera, frutos, leña, caza). Y de manera indirecta también son provechosos ya que actúan como moduladores del ciclo hidrológico. Así, evitan la erosión, contribuyen a mantener estable la composición atmosférica y son refugio de biodiversidad.
Es importante conocer y gestionar bien los bosques para adaptarlos a un clima cambiante y garantizar su futuro
Hoy los bosques catalanes se encuentran en expansión. Debido al progresivo abandono de su explotación, que no ofrece la rentabilidad del pasado, han invadido antiguos cultivos y recubierto vertientes pastoreados hasta hace poco. Esto se ha traducido en la aparición de inmensas masas boscosas continuas, de las que casi no se tiene cuidado, que generan una alta carga combustible.
Además, en los últimos tiempos los bosques se han convertido en apreciados espacios de ocio donde todos tienen acceso. Es importante, pues, conocer y gestionar bien los bosques para prevenir desastres potenciales y obtener el máximo provecho.
En los Pirineos, concretamente en el Pallars Sobirà, hay algunos bosques que no han sido talados desde hace más de cien años. A fin de garantizar la pervivencia de estos «bosques viejos», la Fundación crea progresivamente hasta 25 reservas forestales. Cada una de las reservas, que suman un total de 141,80 ha, están repartidas entre los términos municipales de Alins, Esterri de Cardós, Farrera, Llavorsí y Vall de Cardós, y se acordó por un plazo de tiempo diferente, de 20 a 40 años.
Se trata de antiguos bosques subalpinos de pino silvestre, pino negro y abeto, que han sido poco o nada explotados por la madera y donde se pueden encontrar ejemplares de hasta 300 años y dimensiones monumentales. Son, además, el hábitat de especies amenazadas y escasas como el urogallo, el mochuelo boreal o el pito negro, y una gran parte de estos resguardos de vida forma parte del Parque Natural del Alto Pirineo.
En la Vall d'en Bas, la Fundación gestiona una parte de la finca Fontanils, en concreto 132 hectáreas. En esta finca se constituye una reserva forestal de 4,5 hectáreas destinada a conservar el bosque maduro, dejándolo a la evolución natural.
El hecho de que no se haya extraído madera durante casi dos siglos hace que actualmente Fontanils mantenga una diversidad y un funcionamiento ecológico muy parecido a los de un bosque maduro y sin alteraciones ni aprovechamientos por parte de los humanos.
Iniciativa que quiere recuperar los bosques de robles y encinas en las zonas forestales del clima mediterráneo y submediterrani de Catalunya, para la prevención de incendios, la gestión y la mejora paisajística y ambiental.
Entre las actuaciones, cabe destacar la plantación de 100 robles y encinas para formar una dehesa en Cal Cuques, dentro del área de Manresa.
Una dehesa es una zona con vegetación arbórea poco densa destinada principalmente al pastoreo. Las de robles y encinas son interesantes porque estos árboles hacen bellotas que son muy nutritivas. Por otro lado, el plan de Bages, zona donde dominan los pinares, una dehesa de robles y encinas aumenta la biodiversidad y el valor paisajístico y recreativo de la zona, al tiempo que puede actuar de cortafuegos gracias a que es mucho menos inflamable que los pinares .
En la zona de la ermita de Santa Pelaia, 850 plantones de pino y 150 plantones de árboles frutales, que se obtuvieron de un vivero cercano a la zona de repoblación a fin de garantizar su correcta aclimatación.
En 2008 la Fundación organiza conjuntamente con Catalunya Ràdio una plantada lúdica y popular de 35 bosques en 35 lugares de Catalunya. Hubo más de 40.000 participantes, más de 1.000 voluntarios, se reforestaron 70ha de terreno.
Esta plantada se realizó en el marco de la campaña "Mil millones de árboles", promovida por las Naciones Unidas.
Es una iniciativa donde la Fundación, con la colaboración de BOSCAT y la asociación de propietarios forestales Tres Castells, planta 10.000 plantones en una zona deforestada por un incendio en 2005 en el término municipal de Balsareny (Bages).
En concreto, se actúa en las fincas el Serrat del Maurici, ocupando un total de 10 hectáreas. Aproximadamente un 10% de los árboles se plantaron utilizando el Waterboxx, un innovador sistema que permite abastecer de agua el vástago durante los primeros dos años de plantación.
Bordeando el río Llobregat hay un itinerario de unos 800 metros muy frecuentado por el paseo y el disfrute de los vecinos de los alrededores. Parte de este camino ha sido repoblado con árboles (chopos, sauces, olmos y robles) y arbustos (saúcos, cornejo, durillos y aladiernos) constituyendo un bosque de ribera que favorece la biodiversidad de la zona. Con esta acción, donde participaron cerca de 300 personas, se replantaron unos 400 ejemplares de las especies mencionadas.